Por Julieta Santilli *
El “Movimiento B” nació en Canadá y EEUU en el año 2006, con el objetivo de redefinir el sentido del éxito en la empresa: solucionar los problemas sociales y ambientales a partir de los productos y servicios que se comercializan. Para lograrlo, las empresas atraviesan un proceso de certificación y cambian sus estatutos.
El movimiento B propone una nueva genética económica que permita que los valores y la ética inspiren soluciones colectivas sin olvidar las necesidades particulares. Las empresas que pertenecen a este movimiento generan un triple impacto: financiero, social y ambiental.
Se denomina “día de sobregiro” al momento en el que la población humana gasta todo lo que el mundo puede producir en un año. La última vez que este día coincidió con fin de año fue en 1969. En 2018, el día de sobregiro se determinó el 1° de Agosto. Esto significa que la población humana está usando la naturaleza 1,7 veces más rápido de lo que los ecosistemas se pueden regenerar. Entonces, para mejorar el manejo de los recursos naturales, se deben emprender diversas acciones que tiendan a lograr un cambio hacia la sustentabilidad. Más allá de las acciones privadas (reciclaje, ahorro de energía doméstica, etc), este movimiento propone un giro hacia una nueva economía: la economía del propósito.
Resulta imperioso que desde la provincia de Buenos Aires se instituyan las condiciones para que estas empresas puedan desarrollarse y operar. Esto es, impulsar una agenda de incidencia en un marco regulatorio adecuado, y políticas públicas favorables a las empresas de triple impacto.
Desde el Centro de Estudios para la Gobernanza lanzamos esta nueva línea de trabajo en pos de promover la buena gobernanza, la transparencia externa y la eficiencia y eficacia medioambientales. Organizaciones y emprendedores obtienen beneficios a la vez que generan un impacto positivo para sus miembros, así como para la sociedad y el medio ambiente.
*Directora Proyecto B CEG La Plata