Cristina, Sofía, Micaela, Romina, Belén, Guadalupe, Úrsula, Graciela y muchas otras mujeres protagonizan las carátulas de miles de expedientes que tramitan en diferentes instancias de los Poderes Judiciales del país. Esperan Justicia en una justicia que no responde.
Reformar la administración de justicia de nuestro país con enfoque de género es una necesidad urgente. Avanzar en este sentido implica garantizar que las investigaciones, fallos y las decisiones judiciales tengan en cuenta las necesidades diferenciadas de todas las personas.
Considerar variables que afectan la vida de las personas como su contexto socioeconómico, los proyectos de vida, las condiciones de desarrollo de las personas y en especial de las mujeres y LGBTI+ implica acercar el Estado a las verdaderas necesidades de las personas y a sus trayectorias reales.
En los fallos judiciales hay estereotipos, prejuicios y múltiples formas de discriminación y violencias de género. Esto implica una violación de los derechos humanos y marcas irreparables en la vida de muchas mujeres, LGBTI+ y sus círculos cercanos.
La ausencia de perspectiva de género en los procesos judiciales se manifiesta a lo largo de todas sus etapas, desde el inicio hasta el final y a veces, muchas más de las que es posible soportar, el desenlace es fatal.
Por eso buscamos promover un ejercicio del derecho para la vida y para la libertad y nunca para la exclusión y la opresión, ni para la muerte. Necesitamos Poderes Judiciales que trabajen para poner fin a las violencias y que entiendan y busquen revertir la matriz cultural que las sustenta.
La vida de las mujeres es urgente y prioritaria. Sin una justicia comprometida con los derechos fundamentales de mujeres y LGBTI+ no podremos hablar jamás de una verdadera democracia en nuestro país.